Quiero leer fantasía Heroica ¿Por donde empiezo?

Ayer mi pana Vladimir, de La Cueva del Lobo, me pidió que le facilitara unas novelas de la Dragonlance. Después de bucear en mis archivos, se las facilité los textos. Y, como yo soy un fan necio de Dragonlance le explique alguna cosas de la ambientación y le presente mi propuesta de cómo deben de leerse. Cuáles son, según mi opinión y experiencia, las novelas que conforman la columna vertebral de Dragonlance. Como no podía ser menos, surgió una nueva interrogante: ¿Qué novelas recomendaría uno para iniciar a alguien en la fantasía épica y heroica?

Tomando como base esa premisa, en este artículo vengo a responder, desde mi experiencia, dicha interrogante. Para ello primero tengo que describir cual fue mi experiencia. Ya en varios escritos he dicho como me inicié yo, y voy a volver a repetirlo; esperando no contradecirme. También, en su momento hice un artículo exponiendo cuales autores me han inspirado e influenciado, tanto como lector, como escritor.

La primera novela de fantasía heroica que yo tuve entre manos fue El Cántico de los Saurios. A pesar de ello, no fue la primera que leí. En realidad, a la primera que le hinque el diente fue al Legado, de R.A Salvatore —sí, inicié con el elfo oscuro— luego seguiría El Zigurat de Kalak de Troy Denning y  La Tentación del Basílisco de Lawrence-Evans. La amiga que me prestó esas novelas, me facilitó unas cuantas más, pero cuando vio que mi notas bajaron, me cortó el chorro, eso sin contar que me estaba prestando, sin permiso, las novelas de un primo. ¡Qué tiempos aquellos antes de la internet!

Con el paso del tiempo yo compraría mis novelas, la mayoría de ellas de la Dragonlance, porque eran las más baratas. Así inicié mi periplo por la fantasía heroica juvenil de cajón o Dragonadas. Con el tiempo, gracias a internet, leería a Conan, Elric, entre otros. También, gracias a las películas, llegaría Tolkien a mis manos. El tiempo pasaría y leería muchas cosas, a la par que jugaría D&D, hasta llegar un punto donde una sobredosis de este género literario me obligó a ir por otros derroteros literarios.

Agotado, empachado y atormentado por la académica, no pude leer mucho. En algún momento, retomé la fantasía heroica, pero no volvería a estas novelas prefabricadas, sino que me enfrentaría a nuevos autores. Unos más cínicos, otros más clásicos y algunos más alegres. Así leí a Geralt de Rivia de Andrzej Sapkowski, luego la Primera Ley de Abercrombie, pasando por la Elantris de Sanderson (la única que he leído de él) y luego El Nombre del Viento de Patrick Rothfuss. También retomaría algunos clásicos como Úrsula K Le Guin, que tengo que volver a leer, a David Gemmel, George RR Martin, y le metería el pecho a ese complejo proyecto que es Malaz de Steven Erikson. Quedan algunas en tintero.

Actualmente, volví a leer algunas Dragonadas, para ver si recuperaba el espíritu, pero sentí que ese tipo de literatura no es para mí. Al menos, no ya. La Guerra de los Espíritus de MW&TH  me costó demasiado; por su parte Enanos y Draconianos de MW y Don Perrin también me supero. Tal fue la cosa, que la dejé.

He de comentar, que ambas novelas, en un comienzo me animaron. Pero, llegó un momento en que comencé, no a ver por dónde iban los tiros, sino que los autores se repetían o que cometían los mismos errores. Los Caballeros de Solamnia, por ejemplo, se habían abierto a las mujeres y otros pueblos, pero en cierto punto comenzaron a comportarse como los Caballeros de las Crónicas. Los Caballeros de Neraka, que en su novela fueron la vaina más arrecha, aquí son una burda copia del ejército de los Señores de los Dragones. Y Tas, bueno, comenzó a ser el mismo pesado de siempre y me canse.

En cuanto a Enanos y Draconianos, pasó de no ocurrir nada, a ocurrir algo a terminar con Takhisis volviéndose contra sí misma. Y, decidí abandonarla. Además, no había un personaje que me cayera bien. Los Draconianos me simpatizaban, pero, pero… no me dieron feeling.

Bien, ¿a quién se le echa la culpa de que no soportara las novelas? Pues podría decir que la vejez, la madurez, que están pesimamente escritas, que MW&TH se repiten hasta más no poder —mentira no es—, y que yo al leer cosas mejores, ya soy más crítico. Ahora entiendo, a los lectores más viejos que yo, que eran muy críticos con la DL cuando yo estaba empezando a leerlas. La conclusión, para mí, es que todas esas variables me afectaron.

Ahora bien, después de tanta cháchara, cabría preguntarse: tomando en cuenta todo eso ¿Qué recomendarías? Si a la persona —que vamos a iniciar—, es jugadora de Rol, está jugando D&D en algunos de sus escenarios de campaña, yo le diría: con pinzas inicia por las Dragonadas. ¿Por qué? Pues estas te darán el tono de la ambientación, ya sea jugador o DM.

Ahora bien, digamos que nos encontramos frente a alguien que no está jugando rol, o al menos no D&D, ¿Qué le recomendaría? La respuesta más obvia sería: Vete por el clásico.  ¿Sí? Listo, apaga la luz y vámonos. Pero, siendo sincero, y en aras de promover la afición, tengo que decir que no. Sí, tal vez si alguien ya leyó hasta aquí desee sacrificarme, por no recomendar a Howard y Tolkien. Pero, lo cierto, es que para la sensibilidad moderna y para iniciar, ellos no son el mejor camino.

Howard tiene una prosa ágil, activa, dinámica y movida. Pero, a veces se pone algo lento y pesado. Conan es atractivo, pero tal vez lastime sensibilidades modernas. Además, tiene una vara que tal vez te de un sesgo que no te permita disfrutar lo moderno. Por su parte, Tolkien es más poético y, en ciertas partes, muy denso, eso al margen de ser la base de todas las Dragonadas. Vamos, el patrón por el cual todas han sido cortadas. Creo que, a los clásicos hay que llegar después, ya más reposados y comprometidos.

Entonces ¿se debe empezar por lo nuevo? De nuevo puede haber una respuesta obvia, pero lo cierto es no. Comenzar con los autores de nuevo cuño puede ser arriesgado. Porque, si usted inicia con algo como el grimdark, o sea Abercrombie, enfrentarte a otros autores más colorido, viejos o clásicos te va a resultar chocante. Creo, que una de las razones por las cuales, al volver la vista lectura más amenas, estas me parecieron chocante, se debe a que mi paladar literario se infectó con el grimdark.

Por otro lado, es menester acotar, que irse por la senda del grimdark es algo demasiado peligroso. Es un camino muy duro. Además, que iniciar con este subgénero o estilo, puede ser intoxicante, pero a la larga da indigestión. Vamos, es como si iniciáramos a un bebé en los alimentos sólidos, dándole langosta o haciéndole comer filete o un plato de caraotas con paticas de cochino. Vamos, material muy pesado.

Así las cosas, si se va a comenzar por un género actual, debería irse por un autor más coloridos. ¿Cuáles? ¿Sanderon? yo no lo recomendaría porque lo siento de cartón. Listo, lo dije. ¿Erikson? Muy complejo, Malaz es para gente que quiera partirse la cabeza o ya haya leído Cien años de Soledad. ¿Entonces, chamo? Pues yo creo que Patrick Rothfuss es el autor idóneo.

Sí esa mirada y barba canosa no te convencen, estas jodido

¿Cómo? Pero si Rothfuss no ha terminado su trilogía, y siendo sincero en sus novelas se cuenta mucho y a la vez poco. ¿Cómo lo vas a recomendar? Sencillo, este autor tiene un talento único, una prosa que es capaz de encantarte y hacer que leas y leas, y cuando vienes a ver, esa cosa de 800 páginas con un protagonista tan Gary Stu y bien pesado, ya la has leído en un dos por tres. También este autor es recomendable, porque su novela logra una síntesis entre los estilos modernos, pero mantiene ese estado de asombro que caracteriza a las Dragonadas. A mí juicio, según mi criterio, desde mi punto de vista, Patrick Rothfuss es una tremenda puerta de entrada.

Luego de leído este autor, se puede uno encarar a otras obras con mayor facilidad; para al final encararte a los clásicos. Aunque, probablemente el nivel de este autor, te permita ver los defectos o la falencia de otros, especialmente los autores de las acartonadas novelas de D&D. Pero, lo cierto, es que al final de todo esto estarás enganchado. Y, tal vez no leas las Dragonlance o al elfo oscuro, pero seguro querrás saber que hay más y terminaras con Robert Jordan, Sanderson, Erikson, Abercrombie, Le Guin y un largo etcétera.

Por último, para cerrar, quiero recordar que esta es una recomendación con base en mi experiencia. Parte de una reflexión hecha hace unos días. Al final del día, lo verdaderamente efectivo que podría decir, es lee lo que tu corazón te pida y te llame la atención. Al fin y al cabo, yo empecé dando tumbos también. Lo importante, es que se disfrute de la lectura.